Calor y Sed
Y fue así…
La noche era gris
totalmente ajena.
Mascaras oportunas
vagaban por el lugar
simulando como siempre ser.
Lo que nunca eran.
Tú estabas ahí…
Eras la luz constante
entre las sombras ciegas.
A ti…
Te observaban,
fijamente las hienas del lugar.
A mí…
Solo un barman carente de paciencia.
Y la noche transcurría presurosa
entre la muchedumbre ansiosa.
Totalmente hambrienta.
Yo, solo intentaba
calmar mi sed.
En mis desiertos
solo rocas quedan.
Caminaste frente a mí,
sonreíste tímida y casual.
Buscabas algo en tu cartera.
¡Fuego! - Pregunte…
Observando confuso
el brillo radiante
en tu cara nueva.
Nunca, jamás imagine…
Que en esa noche
encendieras
Ilusiones nuevas.
Y es desde aquella vez…
Cada viernes oportuno
nos encontramos
en el mismo bar.
Fuego, me dices al pasar…
Bendita señal
para escaparnos
de esta selva.
2 comentarios:
Profunda poesía de soledad, búsqueda de amor, encuentro fantasmal para escapar de las crueles realidades de ser en este mundo.
Me recuerda que fuimos echados sobre este planeta. Nadie nos consultó... ¿o hay que creer que lo elegimos pero la memoria quedó atrás en el reino de las ideas platónicas?
Felicitaciones!
Como dice Sylvia, conjugas sensaciones verdaderas. Es muy real y bien lograda esta poesía.
Felicitaciones Diego!
Avanzas a pasos agigantados.
Soledad Roa - Cap. Fed.
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