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viernes, 5 de febrero de 2010

Calor y Sed



Calor y Sed


Y fue así…


La noche era gris

totalmente ajena.


Mascaras oportunas

vagaban por el lugar

simulando como siempre ser.

Lo que nunca eran.


Tú estabas ahí…

Eras la luz constante

entre las sombras ciegas.


A ti…

Te observaban,

fijamente las hienas del lugar.


A mí…

Solo un barman carente de paciencia.


Y la noche transcurría presurosa

entre la muchedumbre ansiosa.

Totalmente hambrienta.


Yo, solo intentaba

calmar mi sed.

En mis desiertos

solo rocas quedan.


Caminaste frente a mí,

sonreíste tímida y casual.

Buscabas algo en tu cartera.


¡Fuego! - Pregunte…

Observando confuso

el brillo radiante

en tu cara nueva.


Nunca, jamás imagine…


Que en esa noche

encendieras

Ilusiones nuevas.


Y es desde aquella vez…


Cada viernes oportuno

nos encontramos

en el mismo bar.


Fuego, me dices al pasar…


Bendita señal

para escaparnos

de esta selva.


2 comentarios:

Sylvia dijo...

Profunda poesía de soledad, búsqueda de amor, encuentro fantasmal para escapar de las crueles realidades de ser en este mundo.
Me recuerda que fuimos echados sobre este planeta. Nadie nos consultó... ¿o hay que creer que lo elegimos pero la memoria quedó atrás en el reino de las ideas platónicas?
Felicitaciones!

Anónimo dijo...

Como dice Sylvia, conjugas sensaciones verdaderas. Es muy real y bien lograda esta poesía.

Felicitaciones Diego!

Avanzas a pasos agigantados.

Soledad Roa - Cap. Fed.