Deshielos
Y suelo escaparme siempre a lo extraño,
a esos lugares gélidos, desiertos,
donde los abrazos ilusorios.
No me hacen daño.
Y mi refugio pleno
es sin dudar, el ego mundano,
camino prudente y espero al silencio.
El hielo velará en su firme seno. Mis lapsos.
Las formas solo se deforman a tras luz
pude peregrinar, ser parte de toda cruz.
Rodeándome entre palabras simples. Sin paz.
Llenando mi corazón de engaños.
Pude y quise escapar...
La nieve no sabe a mar.
La tierra huele a fango.
Sé que a veces acarreo mi frialdad
a donde nunca nadie la ha acarreado.
Mis lágrimas,
cubos cubiertos de sal.
Mi alma,
témpano entre ocasos.
Y siempre suelo escapar, no lo puedo evitar.
Duelen las espinas, cuando me desangro.
Mi carne, templo ávido de mi verdad.
Crudo me despierto, entre recuerdos encallo.
1 comentario:
Este si es un poema Antón!
Con todas las letras.
Se siente, se respira...
Se huele y se hace carne.
Mis respetos Antón.
Luis Valle Marcel
Teruel (España)
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