Escalinatas
Mi ego,
tus alas blancas,
nuestro cielo abierto.
Noches de tibias lunas
teñidas por temores ciegos,
abrazos constantes que abrazan
silencios y gironés nos tornan inquietos.
Paranoias razonables de estas palabras claras,
encrucijadas indeseables de nuestras almas calladas,
caminos distantes que en nuestra fe nos encuentra opuestos.
Hay escaleras de emociones que hablan de venideras esperanzas,
suben a voluntad de antiguas premisas al dejarlas caer en el suelo.
Si comprendiéramos, que caminamos de la mano en este laberinto.
Subiríamos descalzos, sin tropezar ante los escalones. Sin miedos.
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