Por
Encallé taciturno frente a su inhóspita rompiente,
el aire era fugaz entre dudas, la luna intermitente.
Deje en la arena fría mis huellas latentes,
trayecto de ilusiones que se hacen endebles.
Todo fue ira impulsiva seducción y remanso,
a veces el mar no suele ser transparente.
Ola tras ola, bofetadas inminentes…
¡Que destino el mío!
Temerle a la soledad,
ser un pez sin vertientes.
Me sangran las agallas
por ser apasionado e imprudente,
por dejar que la luna llena y su encanto
se adueñara como un fantasma.
De mi mente.
¡El mar no es otra cosa!
Que un espejo aparente.
La luna danza como sus señuelos dolientes,
el hambre busca saciar al hambre
y uno por la boca siempre muere.
¡El mar no es otra cosa!
Que un espejo aparente.
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