Ajena
Quisiera beber de tus labios,
pero no puedo…
Quiero hacerte tan mía,
pero no debo…
Eres la flor esencial
de un jardín sembrado
desde el compromiso.
Vergel de anhelos ajenos.
Sé que él se poza feliz
en tus pétalos suaves
mientras yo desespero.
Descuida, él te abrigará…
Te dará su amor y sustento.
Comprendo, no entiendes nada…
Piensas que juego a otro juego…
Pero en la vida hay circunstancias marcadas
que enseñan a no lastimar, ni lastimarse de nuevo.
Comprendo, tus lágrimas son más que claras…
Al decirte estas palabras me falta el aliento…
Entiende este hoy, te perderé de nuevo…
Comprende, tu felicidad está primero.
Solo vive lo que hay que vivir,
tu indecisión será la esencia
para mis silencios.
Descuida, yo seré raíz,
siempre estaré aquí…
Somos semillas de un mismo suelo.
Ahora ve...
Él te estará esperando
en su jardín ataviado.
De fábulas y arreglos.
Descuida por mí...
Siempre estaré aquí...
Seré raíz para tus suspiros sinceros.
Patagonia
Comprenderé la libertad absoluta
cuando peregrine en el seno de tu calma,
ante tus parajes impúberes de tiempo.
Emanarán sin dudar los sueños, mis alas.
Seré como el viento en tus desiertos,
seré mar insolente en tus playas,
montañas, desfiladeros, deshielos.
Firme meseta para tus ansías.
Me impregnaré en tus ríos viajeros
y en tus lagos coloridos deseo.
Decorar los cielos que te apañan.
Encontraré la paz irresoluta
en tus vírgenes llanuras,
en tus valles prósperos.
En tu naturalidad, mi calma.
Eres edén inagotable de viajeros,
rocas de colores, prados ancestrales.
Mágicos atardeceres y dulce silencio.
Es en ti, Patagonia mía…
Que se hacen libres
los pensamientos,
la magia de tu suelo
son sustentos claros.
Para los que buscan inspirar sus sueños.
Fotografía
MVSCA
(Mosca)
Cegado por las mieles
de las imprudencias
Beber lo que plasmo.
Dulces esencias nuevas,
dulzuras pasajeras.
Nuevos encantos.
¡Lo sé!
Estoy volando alto.
Pero ya he sucumbido
a los espacios etéreos,
lugares apócrifos.
De tu mano.
Pero voy…
Aleteando calmo.
de estas sensaciones gustativas.
Zumbando, bajo.
Pero hoy reaccione...
Sobrevuelo tu expresión,
tu mirar incierto.
Sigue rancio.
Quizás, ya es hora...
Emprender de nuevo
otro viaje arduo.
Tienes que aprender,
que la dulzura verdadera
no se regodea por conveniencia
con las flores genuinas del prado.
Esta vez… tú mosca servil.
Se ha escapado.
Alma de niña cautiva
nunca aprisiones tus ansías.
Alas a tu ser, flores al mañana.
Muchas veces, suspiros esquivos
apremian a la soledad mundana,
rugen nuevos desvaríos concebidos.
Inhibiendo en el mar de los caprichos
antiguos prejuicios que encallan sin alma.
Alas firmes para tu ser, vela fiel a tus ansías.
Libera las corrientes de tu corazón dormido.
Vives para inspirar, eres la ilusión cotidiana.
Alma de niña cautiva, no le temas al mañana,
rompientes frías irán a merced del mar y sus olvidos.
Extraños se ahogarán nostálgicos en sus propios prejuicios.
Zambulle la virtud de tu corazón distinto, en las mareas claras.
La Musa
Atrapada en un mundo ajeno y real…
Galantea la musa radiante sus sueños,
umbral de flores y versos sinceros van…
Sueños al despertar, sonrisas a tiempo.
Guía en su piel los pasos
ostracismos marcados,
mundo de luz y tiempo.
Ella, ilusión espontánea...
Sonríe e ilumina los cielos.
Ansías
Claro de luz e ilusión
amalgama mis ansías.
Perdidas.
Despierto sin estar,
en tus madrugadas.
Había alegrías.
El frío cala atroz,
manos extrañas.
Asfixian.
Tú no estás, duele el alma...
Nuestra cama vacia.
En mi habitación, escombros,
fragmentos errantes de mi alma.
Desidias.
Pienso, trato de escapar
sobre nubes desgreñadas.
Sin salida.
Un temor irrumpe en mí
el techo oprime cada vez más.
Duele despertar… sin tu alegría.
Calor y Sed
Y fue así…
La noche era gris
totalmente ajena.
Mascaras oportunas
vagaban por el lugar
simulando como siempre ser.
Lo que nunca eran.
Tú estabas ahí…
Eras la luz constante
entre las sombras ciegas.
A ti…
Te observaban,
fijamente las hienas del lugar.
A mí…
Solo un barman carente de paciencia.
Y la noche transcurría presurosa
entre la muchedumbre ansiosa.
Totalmente hambrienta.
Yo, solo intentaba
calmar mi sed.
En mis desiertos
solo rocas quedan.
Caminaste frente a mí,
sonreíste tímida y casual.
Buscabas algo en tu cartera.
¡Fuego! - Pregunte…
Observando confuso
el brillo radiante
en tu cara nueva.
Nunca, jamás imagine…
Que en esa noche
encendieras
Ilusiones nuevas.
Y es desde aquella vez…
Cada viernes oportuno
nos encontramos
en el mismo bar.
Fuego, me dices al pasar…
Bendita señal
para escaparnos
de esta selva.
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